Flipped classroom: cómo el e-learning aumenta la efectividad del aprendizaje

La clase invertida (flipped classroom en inglés) es la simple idea de que los alumnos reciben el conocimiento fuera de clase, en un espacio de aprendizaje individual, para usar el valioso tiempo del aprendizaje grupal y presencial (la clase) no para exponer el conocimiento como es habitual, sino para plantear preguntas, cubrir lagunas y recoger feedback.

El concepto se popularizó a partir de la labor de Jonathan Bergmann y Aaron Sams, dos profesores de química de Colorado que en 2007 empezaron a subir sus lecciones a Youtube y usar el tiempo que pasaban con sus alumnos en clase de una forma más provechosa para el aprendizaje. Aunque se trata de un fenómeno que surge en el ámbito de la educación secundaria obligatoria, tiene aplicaciones también en el aprendizaje corporativo, puesto que la clase es un formato ampliamente usado también es este ámbito.

Un modelo que se hace escalable con Internet

¿Es la clase invertida una innovación para el aprendizaje? No exactamente. La clase invertida lleva decenas de años practicándose en los centros de educación a distancia que tradicionalmente enviaban el material al alumno para que éste aprenda en su propio tiempo y paralelamente le proporcionaban un tutor para hacer preguntas y profundizar en los temas de su interés.

La innovación consiste en que Internet hace que este modelo de repente sea escalable debido, por un lado, a la conexión ubicua de las personas a la Red y, por otro lado, a la disponibilidad de cantidades ingentes de recursos educativos en forma de motores de búsqueda (Google, Yahoo!, Bing y otros), textos (wikis, pedias y blogs), imágenes (Flickr y otros), audios (podcasts), vídeos (Youtube, Khan Academy y otros) así como cursos enteros en forma de MOOC.

Técnicas para invertir las clases

Hay varias técnicas para invertir las clases. Para empezar, los profesores o facilitadores pueden grabar sus clases en vídeo y hacerlas así accesibles para que las personas que aprenden las vean en su propio tiempo. Como verán si siguen el hiperenlace anterior, esto tiene una serie de ventajas para quién aprende y una ventaja decisiva para quien enseña: la de descubrir los puntos fuertes y débiles de la exposición con el fin de mejorarla. Otras técnicas para invertir las clases pueden incluir la selección por parte del profesor de materiales educativos abiertos disponibles en la web o la creación de un curso online propio, sea en base a recursos abiertos, sea usando herramientas y materiales comprados y elaborados a medida.

La cultura necesaria

Invertir las clases requiere de un cambio de chip en la concepción del aprendizaje con el fin de conseguir que todos los stakeholders vean a la persona que aprende como agente de su propio aprendizaje. Se trata de un cambio desde un aprendizaje centrado en el profesor hacia un aprendizaje centrado en la persona que aprende.

En el ámbito del aprendizaje corporativo esto implica prever que parte del tiempo laboral de las personas se dedicará al aprendizaje autónomo. Un ejemplo de este tipo de acuerdos laborales lo tenemos en el caso de la empresa Lullabot, que ofrece servicios de desarrollo web sobre Drupal y cuenta con un equipo de unas 40 personas, todas ellas trabajando en remoto desde diferentes parte del mundo. Uno de sus trabajadores contó en una charla al que tuve la suerte de asistir, que su empresa espera de él una dedicación de 6 horas diarias, 5 de las cuales las debe dedicar a avanzar los proyectos y la hora restante es tiempo que puede estructurar él mismo y dedicarla ya sea al aprendizaje autónomo ya sea a la interacción no estructurada con las demás personas del equipo. En un entorno así, hacer un curso con enfoque invertido no supone un problema para nadie, todo lo contrario, el curso es perfectamente integrable en la cultura organizacional de la empresa.

Conclusión

La idea detrás de la clase invertida es simple: trasladar las lecciones al espacio del aprendizaje individual y reservar el espacio del aprendizaje grupal (la clase) para actividades de mayor valor añadido como la recogida de feedback o las preguntas. Sin embargo, invertir las clases requiere de un cambio en la concepción del aprendizaje y en la cultura organizacional que convierte la adaptación de este enfoque en un reto para el diseño e implementación de los cursos, sea en el ámbito de la educación obligatoria, universitaria o del aprendizaje corporativo.

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